El 2021 se presentó como el año en el que los vaivenes de criptodivisas parecían no tener fin, hasta que, a finales de año -en octubre-, la criptomoneda Bitcoin (BTC) alcanzó su máximo histórico tras alcanzar los 68.000 dólares, arrastrando hacia esta corriente al valor de otras monedas digitales como Ethereum.
Parece ser que la llegada del primer ETF a la criptoindustria, el Bitcoin Strategy ETF (NYSE: BITO), tuvo que ver esta remontada, sin embargo, los primeros meses del 2022 han mostrado un escenario totalmente opuesto, sin contar con las políticas restrictivas en China y Rusia a principios de año.
Lo cierto es que la volatilidad no solo se ha apoderado de Bitcoin, sino del resto de criptodivisas, rebajando su valor de la primera por debajo de los 34.000 dólares el pasado lunes 9 de mayo y simulando niveles vistos por última vez en julio del 2021. Seguido de este gigante digital, Ethereum también cayó bajo la presión del fin de semana hasta la llegada de lunes, mientras el resto de criptos aguantaban el tirón.
El motivo de este nuevo escenario no es otro que el endurecimiento de las políticas monetarias aplicadas para lidiar con la inflación -además de la disminución de liquidez-, que hacen que la ficha de dominó siguiente -la de los inversores-, se aleje cada vez más de los mercados globales.
El pasado jueves 5 de mayo, la Fed realizó su segunda subida de tipos e interés en 50 bps. Una de las mayores subidas desde el año 2000 y una de las políticas más agresivas de las dos últimas décadas para combatir al fenómeno inflacionista, que sirven para poner freno de manera progresiva a una posible recesión.
Por ello, los activos digitales padecen también los temores acaecidos en los mercados tradicionales y convierten las tendencias en meros enfoques del pasado, para dar paso a la aversión al riesgo en un entorno como es el del criptomercado.
Pese a los buenos resultados financieros de la mayoría de las “big tech”, los paneles estadounidenses y europeos exponen otro cantar.
Este martes 10 de mayo, las acciones tecnológicas europeas cayeron a su nivel más bajo desde noviembre de 2020 como consecuencia del Nasdad 100 -índice bursátil de EE. UU. que recoge los 100 valores de compañías relevantes ligados al sector tecnológico-, que cayó un 3,98%, además de suceder tres días de fuertes ventas de acciones tecnológicas que han «borrado $1.5 billones en valor de mercado del índice bursátil Nasdaq 100».
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