Hasta hace unos meses casi nadie sabía lo que era un metaverso. Una definición bastante acertada puede ser la de: “un mundo virtual tridimensional, más avanzado que la realidad virtual existente, y donde coexisten usuarios, empresas y entidades”. Debemos aclarar que no hay un “metaverso” en sí mismo aún, sino que son varias plataformas, cada una con sus características. Éstas se cuentan por decenas, aunque si consideramos metaverso, por ejemplo, a Fortnite o a Minecraft (aunque no lo sean estrictamente), la lista pasa rápidamente a tener cientos. Ahora bien, ¿qué papel juega la banca en todo esto?
Los pioneros del metaverso
JPMorgan fue uno de los precursores en abrir una sucursal en Decentraland. HSBC, hace apenas un mes, también estableció su presencia en el metaverso, aunque lo hizo en The Sandbox, probablemente para no competir con JP en el mismo medio. Ambos metaversos utilizan la blockchain de Ethereum, aunque con criptomonedas diferentes.
En el salón de Onyx (la escisión de JPMorgan), ubicado en Metajuku, los visitantes son recibidos por un retrato del CEO, Jamie Dimon, y un tigre paseando. HSBC por su parte, ya cuenta con un fondo de inversión para clientes asiáticos en el metaverso orientado a altos patrimonios netos y centrado en infraestructura, computación, virtualización, experiencia e interfaz, y continúan en busca de oportunidades de inversión.
Algunos bancos españoles como Santander o BBVA ya están haciendo sus experimentos en Decentraland. Lo han realizado a través de la promotora Metrovacesa, donde ambos son accionistas mayoritarios (49,36 y 20,85% respectivamente). Por otro lado, CaixaBank, por medio de imagin, fue una de las primeras fintech con presencia en el metaverso -puedes visitarlo en la parcela 8,68 de Decentraland, en el imaginCafé de Forrest Plaza-.
Oportunidades para la banca en el metaverso
No es de extrañar que, ante la cantidad de usuarios potenciales, las empresas quieran tener presencia en él. Esto puede traer numerosas ventajas a los usuarios:
- En el metaverso, los clientes podrán hacer gestiones financieras sin tener que desplazarse a una sucursal. Muy probablemente en el futuro, el horario será de 24 horas al día, a través de IA que les atienda.
- Si se reducen las sucursales físicas, la compañía puede ahorrar costes y reinvertir más en su crecimiento en el metaverso. Algo similar estamos viendo actualmente, con los neobancos, que, día a día, representan una mayor amenaza para la banca tradicional. Estos triunfan con su modelo sin sucursales y se centran en cubrir las necesidades de los jóvenes, como puede ser la falta de ingresos recurrentes o la ansiedad que, en ocasiones, les produce interactuar con personas físicas en vez de con una pantalla.
- Asimismo, se eliminan las fronteras geográficas cliente-banco. Este aspecto es especialmente favorable para personas con bajos recursos en países en desarrollo, facilitándoles en gran medida el acceso a productos financieros. Esto a su vez, proporciona nuevas líneas de ingresos, productos y servicios beneficiosos para el usuario.
- La personalización es otro aspecto importante necesario para hacer única la experiencia de cada cliente mediante una atención adecuada a sus necesidades. Si esta resulta de suficiente calidad, puede mejorar la visión que mucha gente tiene sobre la banca.
¿Un caballo de Troya?
Por otro lado, la irrupción de la banca en el metaverso puede generar algunas hostilidades. Las DeFi han traído numerosas ventajas a los usuarios y muchos de ellos no están dispuestos a que la banca tradicional les persiga también en el mundo virtual.
La descentralización de muchas criptomonedas es la razón por la que los usuarios han recurrido a ellas, dada la desconfianza generalizada que existe sobre el sistema financiero tradicional.
Lo que muchos ven como un sistema carente de seguridad jurídica, sin respaldo y en el que impera la “ley de la jungla”, otros lo ven como un método de mantener a raya a terceros, especialmente al fisco de cada país.
Un jugoso pastel
Dejando de lado aspectos como el marketing y la presencia de marca en el metaverso, los bancos tienen un gran motivo para estar en él. Bloomberg estima un negocio de 800.000 millones de dólares para 2024 y un estudio de PwC afirma que el mercado global del metaverso alcanzará 1,5 billones en 2030.
En los próximos años, millones de jóvenes serán clientes de estos servicios virtuales gamificados, dado que hoy en día ya forman parte de la enorme comunidad de Roblox o plataformas similares.
En Decentraland y en The Sandbox ya se han vendido parcelas por 4,3 millones de dólares. KB Kookmin Bank, el mayor banco surcoreano, ya permite hacer gestiones en su propia ciudad financiera virtual, que cumplirá en julio su primer año.
Las financieras no son las únicas empresas con presencia en el metaverso, cientos de ellas como Samsung, Gucci, Warner Music Group, Zara, Balenciaga, Ubisoft, Verizon, The Walking Dead, Snoop Dogg, Adidas, Atari, PwC, Walmart, Nike, Deadmau5 o Steve Aoki, ya están en él. Barbados planea abrir una embajada virtual y Turquía celebró una reunión sobre las regulaciones de las criptomonedas en el metaverso.
¿Cambio de paradigma?
Muchos analistas apuntan a que es un cambio revolucionario, pero no va a ser nada inmediato. Aún quedan 5 o 10 años de construcción de infraestructura e implementación de software, así como refinar la UX.
Igualmente, muchos proyectos fracasarán dejando espacio a los mejores, así como las redes sociales, que pese a haber miles, usamos unas pocas. Será un cambio progresivo, y la situación de desabastecimiento tecnológico puede retrasar estas expectativas aún más.
El mayor reto que queda por delante es hibridar el mundo físico y virtual de la manera más satisfactoria posible. Uno de los caminos que se está tomando es la creación de bienes que solo están disponibles en el metaverso, como obras de arte, propiedades inmobiliarias o prendas de ropa.
Este proceso se consolidará cuando se consiga aunar la estructura monetaria tradicional con las ventajas del mundo virtual, solventando los fallos de los criptoactivos actuales, como alta volatilidad, especulación, altas comisiones en algunas redes, gran coste energético… Si se consiguen sentar las bases de una banca fuerte en el metaverso, se ampliará la infraestructura, mejorando la blockchain y democratizando su uso y sus costes.
Autor: Javier López
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